El
comunicador César Hernández "huyó"
de
un partido de Aguilas y Licey
SANTIAGO, República Dominicana.-En
medio del bullicio, el gentío y el ambiente abigarrado que predominaba
en un partido de Aguilas y Licey, el periodista César Hernández, director del
canal 25 de Santiago, vivió una experiencia que jamás podrá olvidar.
A César, como a la mayoría de los dominicanos, le fascina “la pelota de
invierno”, pero, casi siempre, llega retrasado a los partidos.
Es
oportuno recordar que el Estadio Cibao es un “edén”. Es un placer asistir a un
partido de pelota. Allí usted encuentra de todo. Al Mago Cucharimba con sus
trucos, al “Aguilita” con sus oportunas ocurrencias y a las bailarinas
aguiluchas con sus movimientos cadenciosos.
También
a un fanático en cuclillas, embicado de un poste o de una “fría”, que
constantemente vocifera: “hoy comeremos “asopao de Tigres”, “filete de toro”,
“lomo de elefante”, “guiso de leones” o “pechuga de gigante”.
Y precisamente, en medio de ese panorama jubiloso y
placentero, César, aguilucho de pura cepa, llegó al “valle de la muerte”, como
también se le llama al Estadio Cibao, (frase acuñada por el versátil periodista
Rolín Fermín), para presenciar un partido de Aguilas y Licey.
Ya en el interior, se internó en una tertulia, como
era su costumbre y comenzó a libar, pues no es abstemio; mientras escuchaba
chistes, anécdotas y discusiones deportivas.
Las Aguilas ganaban cuatro a tres a
los Tigres en el cuarto episodio, pero César no estaba atento al desarrollo del
partido. En la primera entrada del quinto no se percató que el equipo azul estaba
a la ofensiva y que uno de sus bateadores había conectado un cuadrangular con un
corredor en base.
Cuando “estalló” la algarabía de los
fanáticos liceístas, creyó que era el equipo de Las Aguilas que estaba
“acabando” con el Licey y “brincó” de alegría. Por esa reacción, sus amigos aguiluchos,
muy sorprendidos, pensaron que había cambiado su preferencia para el Licey.
Ante el estupor de sus amigos, César,
de manera muy disimulada atinó a preguntar:
¡ Oh…! ¿Qué equipo
está bateando ?.....
Oye eso, usted
parece liceísta. Está ganando el Licey – le contestó un fanático aguilucho,
con su faz “amarrada”.
Ante la reacción del fanático y de sus
compañeros, César puso como pretexto una necesidad fisiológica y con esta
evasiva desapareció del lugar raudo y veloz.
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